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Chantal Peñalosa Fong
Ghost Stories / Cuentos de fantasmas
Chantal Peñalosa Fong
Ghost Stories / Cuentos de fantasmas
Chantal Peñalosa Fong
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06
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2023
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2023

Cuentos extraños para revelar secretos

Por Adriana Melchor Betancourt

En China existe un género literario conocido como zhiguai xiaoshuo. Este género traducido al español como “cuentos extraños” o “registro de anomalías” en ocasiones es entendido como un precursor de la literatura de ficción. No obstante, las recopilaciones de estas historias de lo extraño narran acontecimientos fantasmagóricos, de seres raros, situaciones inusuales o encuentros con mundos fuera del ordinario; que pese a su naturaleza peculiar y marginalidad, subrepticiamente han conformado la historia semioficial del país. En Ghost Stories / Cuentos de fantasmas Chantal Peñalosa Fong recurre a la estructura de estos relatos para tejer los fragmentos que narran su historia familiar, la cual fue marcada por la persecución anti china en Baja California durante la década de los veinte y treinta.

Por cerca de diez años el trabajo de la artista se ha caracterizado por explorar varias líneas de investigación, de entre las cuales destacan: las acciones respectivas como trabajo improductivo, el fragmento, las historias al margen, las presencias fantasmales, la ausencia como una medida espacio-temporal y la memoria. Particularmente, el uso del video como hilo conductor o dispositivo de narración. Para su más reciente exposición en Proyectos Monclova, la artista recurre a la literatura china para reunir fragmentos de la memoria que le permitan “escribir” un cuento extraño de presencias fantasmales. No como ficción, entendida desde la tradición literaria occidental, sino potenciando la esencia de zhiguai xiaoshuo, en un relato liminal entre historias no oficiales y recuerdos extraños que no han podido narrarse.

En el libro Strange Tales from a Chinese Studio, se encuentra el relato titulado La pared pintada. En este cuento los personajes representados cobran vida y un hombre entra a este mundo y se enamora de una de las mujeres jóvenes. Su acción es perseguida y la única manera en que él escapa es a través de la escucha, poco a poco los sonidos de persecución se van mezclando con las voces de las personas que lo acompañaban antes del suceso. Al abrir los ojos se encuentra de nuevo con sus acompañantes, pero la escena de la pintura ha cambiado. Historias de objetos inanimados que adquieren vida son parte de un tipo de relatos recurrente en las leyendas chinas. El cuento antes mencionado se desarrolla en tres temporalidades e intercala ilusiones que se vuelven realidad y viceversa.  El modo en el que se activa esta suerte de portal hacia el mural es a través de la mirada y su salida es la escucha. Así como en este relato el tiempo y la experiencia son capturados en gestos de supuesta permanencia e inmutabilidad, la nueva producción de Chantal Peñalosa Fong articula varias capas narrativas y tiempos, los cuales cruzan materiales de archivo públicos y familiares, la literatura y la historia del arte chino.

La migración china al continente americano comienza a mediados del siglo XIX, como una de las consecuencias de la expansión del imperialismo europeo. China tuvo que ceder una parte de su territorio, así como otorgar privilegios a países como Inglaterra, Francia o Estados Unidos. A partir de ese momento las comunidades chinas migraron a diferentes regiones del mundo, y especialmente al continente americano. En lugares como el estado de California en EE.UU. las personas chinas trabajaron en minas, en la industria ferroviaria, la agricultura, cultivo de algodón, entre otros. Las regiones que más albergaron comunidades chinas fueron: San Francisco, Nueva York, Los Ángeles, Chicago y Seattle.

En algunas ocasiones esta migración fue voluntaria, pero en su gran mayoría la gente fue forzada e incluso secuestrada para trabajar en estas áreas. Las travesías eran largas y mortales, los barcos eran insalubres y la gente enfermó de disentería o tifoidea. Cuando Estados Unidos endureció sus leyes migratorias, concretamente para restringir la migración china, se incrementó la llegada de estas comunidades al territorio mexicano hacia los estados del norte del país y a algunos estados del sur.

La llegada de los primeros inmigrantes chinos a Baja California fue en 1877. Dicha población igualmente fue utilizada como mano de obra para la industria ferroviaria, la agricultura y, en Yucatán, se dedicaron al cultivo del henequén. En Mexicali, por ejemplo, la empresa Colorado Riverland Co. destinó sus tierras al cultivo de algodón para cubrir la gran demanda en Estados Unidos. En cada una de estas jornadas imperó el maltrato brutal y el fallecimiento de muchas personas jornaleras chinas.

En las primeras décadas del siglo XX comenzaron en el norte de nuestro país a surgir movimientos antichinos. La primera región fue Sonora en 1916. Luego en 1921, Baja California organizó una campaña persecutoria en contra de la comunidad china. Y así hasta la década de los treinta, la gente fue forzada a huir, esconder sus nombres y apellidos, olvidar su lengua y sus orígenes. En el caso de la familia de la artista, los hombres Fong huyeron hacia California, en Estados Unidos, y las mujeres permanecieron en el territorio mexicano borrando su apellido y cualquier indicio de su origen para sobrevivir.

En la serie Cotton observamos esculturas en bronce de flores de algodón que recuerdan a una de las actividades agrícolas que la comunidad china desempeñó. Mientras que en las piezas Boats.Junks.Photocopies observamos imágenes de archivo intervenidas que nos muestran barcos anclados cerca de muelles, algunos se nos presentan en primer plano, otros son paisajes que bien podrían recordarnos a marinas, no obstante, como se sabe el viaje para esta comunidad fue brutal. Así que también estas imágenes podrían tratarse de algún puerto de la península de California, vía de llegada de mucha de la población de origen asiática.

Para la serie de paisajes, la artista le preguntó a su abuela qué recordaba de China antes de su llegada a México. Esta narración oral se procesó con un programa de inteligencia artificial que reconstruyó estas memorias en imágenes. Así como en el cuento de La pared pintada en donde el sonido y la mirada están presentes como portales para acceder a un mundo y a otro, en estas piezas la voz de la abuela Fong guía al procesador para descubrir una imagen a la que sería imposible acceder con la mirada. Así también, estas imágenes están intervenidas con acuarela y la composición de todas ellas hacen referencia al género en pintura chino paisajes azul-verde (qinglu). Estas pinturas, realizadas con minerales para dar los tonos verdosos-azulados y a veces con acentos dorados, representaban las propiedades mágicas que los seres inmortales imaginaban en sus mundos y también hacían alusión a pasados distantes o a otras dimensiones.  

Por su parte, el video que lleva por título Fong es una pieza que la artista grabó en el barrio chino de San Francisco, California, región en la que se establecieron los hombres de su familia durante las campañas anti chinas. Los lugares que se observan en estas imágenes se acompañan del relato que la propia artista conoce a partir de las narraciones que las mujeres de su familia hacen de este suceso. Mientras que para el segundo video titulado 1929, parte de una fotografía del archivo familiar tomada en el mismo año en el que se intensifican las persecuciones anti chinas al norte del país. En varios de los documentos oficiales dirigidos a presidencia, se puede leer el racismo descomunal hacia las personas chinas. Sin duda uno de los capítulos más vergonzosos en la historia mexicana. Tampoco quedaron exentos los medios impresos que apoyaron las varias campañas de limpieza étnica al norte del país o las instituciones de salud pública esparciendo información falsa acerca de la población.

En Ghost Stories / Cuentos de fantasmas las obras son una narración anómala, un cuento extraño que revela un secreto. Sobre las campañas antichinas en estados como Sonora, Sinaloa o Baja California, cada vez más podemos encontrar publicaciones y textos que dan cuenta críticamente de estas atrocidades realizadas por la sociedad mexicana y los gobiernos de México. No obstante, lo que Chantal Peñalosa Fong nos presenta es una historia personal alejada de los datos demográficos y las estadísticas de migración. Este es un relato familiar que sobrevivió en los pliegues de una historia oficial escrita. Trascendió como un relato oral narrado entre mujeres que desafiaron la permanencia del texto. Las piezas que nos presenta la artista son una manera de hacer legible los secretos que ayudaron a una comunidad a sobrevivir.

Divulging Secrets through Tales of Strange Occurrences

By Adriana Melchor Betancourt

In China there is a genre of literature known as zhiguai xiaoshuo, which could be translated as “tales of strange occurrences” or “stories about unusual things.” Such literature has sometimes been regarded as a precursor to fiction. Whatever the case may be, anthologies of zhiguai xiaoshuo narrate fantastic events involving strange beings, unusual situations, or encounters with extraordinary worlds. Despite its peculiar nature and marginal status, the genre has surreptitiously shaped the semi-official history of China. In Ghost Stories / Cuentos de fantasmas, Chantal Peñalosa Fong draws on the structure of these tales in order to weave a coherent narrative out of fragments of her family history, which was marked by anti-Chinese persecution in Baja California during the 1920s and ’30s.

For much of the past ten years, Peñalosa Fong’s work has pursued several lines of inquiry, including: various forms of unproductive labor, the fragment, marginalized histories, phantom presences, absence as a measure of space and time, memory, and especially the use of video as a guiding thread or apparatus for narration. Her current exhibition at Proyectos Monclova turns to Chinese literature as a way to bring together fragments of memory that enable her to “write” a tale of strange occurrences involving phantom presences. The result is not a work of fiction, in the sense associated with the Western literary tradition, but rather adapts the essence of zhiguai xiaoshuo by turning it into a story that hovers at the threshold between unofficial histories and strange memories that have not been able to be narrated.

The early-eighteenth-century collection Strange Tales from a Chinese Studio includes a story titled “The Painted Wall,” in which scenes painted on a monastery wall come to life. A visitor to the monastery enters this world, where he falls in love with a young maiden. He is pursued by a man in armor, and only manages to escape the mural by listening carefully as the sounds of his pursuer blend into the voices of the people who had been accompanying him before his adventure. When he opens his eyes, he finds himself back with his companions, but now the scene depicted on the wall is different. Such stories featuring inanimate objects that come to life recur frequently in Chinese legends.

This story involves three timeframes and interweaves fantasies that become reality and vice versa. The portal into the mural opens by way of the visitor’s gaze, while the way out is through hearing. Just as in this story time and experience are captured in supposedly permanent, immutable gestures, Chantal Peñalosa Fong’s new work combines various narrative layers and timeframes, bridging materials from public and family archives, literature, and the history of Chinese art.

Chinese migration to the Americas began in the mid-nineteenth century, as one of the consequences of the expansion of European imperialism. China had to cede part of its territory and grant special privileges to countries like England, France, and the United States, at which point Chinese communities started migrating to different parts of the world, especially to the Americas. In the U.S., in places like California, Chinese people worked in mining, railroad construction, agriculture, cotton growing, and other industries. The regions that received the most Chinese communities were San Francisco, New York City, Los Angeles, Chicago, and Seattle.

Sometimes this migration was voluntary, but the vast majority of people were forced and even abducted to work in these areas. Passage across the Pacific was long and dangerous; boats were unhealthy, and people came down with dysentery and typhoid fever. When the U.S. toughened its immigration laws, specifically in order to restrict Chinese migration, more Chinese communities started forming in Mexico’s northmost states as well as in a few parts of the south.

The first Chinese immigrants reached Baja California in 1877. There, too, they worked in the railroad industry and agriculture; in Yucatán, they worked on henequen plantations. In Mexicali, for example, the Colorado Riverland Company cultivated cotton in order to satisfy the high demand in the United States. Each of these industries was characterized by brutal mistreatment and the deaths of many Chinese day laborers.

Anti-Chinese movements arose in Mexico in the first decades of the twentieth century. The first was in Sonora, in 1916. Then in 1921, Baja California organized a persecutory campaign against the Chinese community. And so, until the 1930s, Chinese people were forced to flee, to hide their names and surnames, to forget their language and their origins. In the case of the artist’s family, the Fong men fled to northern California while the women remained on Mexican soil, erasing their last names and any trace of their origin in order to survive.

The series Cotton features bronze sculptures of cotton flowers, evoking one of the agricultural jobs performed by Chinese laborers. The pieces in Boats.Junk.Photocopies, meanwhile, include modified archival images showing boats anchored near docks. Some are in the foreground, others are landscapes that might be reminiscent of marinas—even though, as is well known, this community’s voyage across the Pacific was brutal. So these images could also be of the port of the Californian peninsula, the point of entry for many people coming from East Asia.

For the series of landscapes, the artist asked her grandmother to recall China before her arrival to Mexico. Her oral narrative was fed into an artificial intelligence program, which reconstructed images out of her memories. Just as hearing and vision acted as portals between one world and another in the story of “The Painted Wall,” in these pieces Fong’s grandmother’s voice guided the program to uncover an image that would be impossible to access through vision alone. These images have also been modified with watercolor paints, and their composition refers to the genre of Chinese landscape painting called qinglu, or blue-green shan shui. The paints were made with minerals to give them blue-green hues, sometimes with gold highlights, which represented the magical properties that immortal beings imagined into their worlds, and also alluded to the distant past or to other dimensions.

The artist shot the video for Fong in San Francisco’s Chinatown, where her male ancestors resettled during the anti-Chinese campaigns in Mexico. The places seen in these images are accompanied by a story that the artist herself knows from the narratives that the women in her family recount about this event. The point of departure for the other video in this exhibition, 1929, is a photograph from her family archive, taken in the titular year at a time when anti-Chinese persecution was intensifying in northern Mexico. In several of the documents sent to the president’s office, one can read the magnitude of the racism toward Chinese people, surely one of the most shameful chapters in Mexican history. The print media were not exempt from this, either; they contributed to the various campaigns of ethnic cleansing in the north and the institutions of public health by spreading misinformation about this population.

The works in Ghost Stories / Cuentos de fantasma are narratives of unusual things, tales of strange occurrences that divulge a secret. There has been a rise in publications and texts dealing with the anti-Chinese campaigns in states like Sonora, Sinaloa, and Baja California, critical exposés of the atrocities committed by Mexican society and its representatives in government. What Chantal Peñalosa Fong presents, however, is a personal history, at a remove from demographic data and immigration statistics. This is a family story that survived in the creases of official written history. It persisted as an oral history, narrated from woman to woman, challenging the supposed fixity of the written word. The pieces that the artist presents to us are a way of making legible the secrets that helped a community to survive.

Cuentos extraños para revelar secretos

Por Adriana Melchor Betancourt

En China existe un género literario conocido como zhiguai xiaoshuo. Este género traducido al español como “cuentos extraños” o “registro de anomalías” en ocasiones es entendido como un precursor de la literatura de ficción. No obstante, las recopilaciones de estas historias de lo extraño narran acontecimientos fantasmagóricos, de seres raros, situaciones inusuales o encuentros con mundos fuera del ordinario; que pese a su naturaleza peculiar y marginalidad, subrepticiamente han conformado la historia semioficial del país. En Ghost Stories / Cuentos de fantasmas Chantal Peñalosa Fong recurre a la estructura de estos relatos para tejer los fragmentos que narran su historia familiar, la cual fue marcada por la persecución anti china en Baja California durante la década de los veinte y treinta.

Por cerca de diez años el trabajo de la artista se ha caracterizado por explorar varias líneas de investigación, de entre las cuales destacan: las acciones respectivas como trabajo improductivo, el fragmento, las historias al margen, las presencias fantasmales, la ausencia como una medida espacio-temporal y la memoria. Particularmente, el uso del video como hilo conductor o dispositivo de narración. Para su más reciente exposición en Proyectos Monclova, la artista recurre a la literatura china para reunir fragmentos de la memoria que le permitan “escribir” un cuento extraño de presencias fantasmales. No como ficción, entendida desde la tradición literaria occidental, sino potenciando la esencia de zhiguai xiaoshuo, en un relato liminal entre historias no oficiales y recuerdos extraños que no han podido narrarse.

En el libro Strange Tales from a Chinese Studio, se encuentra el relato titulado La pared pintada. En este cuento los personajes representados cobran vida y un hombre entra a este mundo y se enamora de una de las mujeres jóvenes. Su acción es perseguida y la única manera en que él escapa es a través de la escucha, poco a poco los sonidos de persecución se van mezclando con las voces de las personas que lo acompañaban antes del suceso. Al abrir los ojos se encuentra de nuevo con sus acompañantes, pero la escena de la pintura ha cambiado. Historias de objetos inanimados que adquieren vida son parte de un tipo de relatos recurrente en las leyendas chinas. El cuento antes mencionado se desarrolla en tres temporalidades e intercala ilusiones que se vuelven realidad y viceversa.  El modo en el que se activa esta suerte de portal hacia el mural es a través de la mirada y su salida es la escucha. Así como en este relato el tiempo y la experiencia son capturados en gestos de supuesta permanencia e inmutabilidad, la nueva producción de Chantal Peñalosa Fong articula varias capas narrativas y tiempos, los cuales cruzan materiales de archivo públicos y familiares, la literatura y la historia del arte chino.

La migración china al continente americano comienza a mediados del siglo XIX, como una de las consecuencias de la expansión del imperialismo europeo. China tuvo que ceder una parte de su territorio, así como otorgar privilegios a países como Inglaterra, Francia o Estados Unidos. A partir de ese momento las comunidades chinas migraron a diferentes regiones del mundo, y especialmente al continente americano. En lugares como el estado de California en EE.UU. las personas chinas trabajaron en minas, en la industria ferroviaria, la agricultura, cultivo de algodón, entre otros. Las regiones que más albergaron comunidades chinas fueron: San Francisco, Nueva York, Los Ángeles, Chicago y Seattle.

En algunas ocasiones esta migración fue voluntaria, pero en su gran mayoría la gente fue forzada e incluso secuestrada para trabajar en estas áreas. Las travesías eran largas y mortales, los barcos eran insalubres y la gente enfermó de disentería o tifoidea. Cuando Estados Unidos endureció sus leyes migratorias, concretamente para restringir la migración china, se incrementó la llegada de estas comunidades al territorio mexicano hacia los estados del norte del país y a algunos estados del sur.

La llegada de los primeros inmigrantes chinos a Baja California fue en 1877. Dicha población igualmente fue utilizada como mano de obra para la industria ferroviaria, la agricultura y, en Yucatán, se dedicaron al cultivo del henequén. En Mexicali, por ejemplo, la empresa Colorado Riverland Co. destinó sus tierras al cultivo de algodón para cubrir la gran demanda en Estados Unidos. En cada una de estas jornadas imperó el maltrato brutal y el fallecimiento de muchas personas jornaleras chinas.

En las primeras décadas del siglo XX comenzaron en el norte de nuestro país a surgir movimientos antichinos. La primera región fue Sonora en 1916. Luego en 1921, Baja California organizó una campaña persecutoria en contra de la comunidad china. Y así hasta la década de los treinta, la gente fue forzada a huir, esconder sus nombres y apellidos, olvidar su lengua y sus orígenes. En el caso de la familia de la artista, los hombres Fong huyeron hacia California, en Estados Unidos, y las mujeres permanecieron en el territorio mexicano borrando su apellido y cualquier indicio de su origen para sobrevivir.

En la serie Cotton observamos esculturas en bronce de flores de algodón que recuerdan a una de las actividades agrícolas que la comunidad china desempeñó. Mientras que en las piezas Boats.Junks.Photocopies observamos imágenes de archivo intervenidas que nos muestran barcos anclados cerca de muelles, algunos se nos presentan en primer plano, otros son paisajes que bien podrían recordarnos a marinas, no obstante, como se sabe el viaje para esta comunidad fue brutal. Así que también estas imágenes podrían tratarse de algún puerto de la península de California, vía de llegada de mucha de la población de origen asiática.

Para la serie de paisajes, la artista le preguntó a su abuela qué recordaba de China antes de su llegada a México. Esta narración oral se procesó con un programa de inteligencia artificial que reconstruyó estas memorias en imágenes. Así como en el cuento de La pared pintada en donde el sonido y la mirada están presentes como portales para acceder a un mundo y a otro, en estas piezas la voz de la abuela Fong guía al procesador para descubrir una imagen a la que sería imposible acceder con la mirada. Así también, estas imágenes están intervenidas con acuarela y la composición de todas ellas hacen referencia al género en pintura chino paisajes azul-verde (qinglu). Estas pinturas, realizadas con minerales para dar los tonos verdosos-azulados y a veces con acentos dorados, representaban las propiedades mágicas que los seres inmortales imaginaban en sus mundos y también hacían alusión a pasados distantes o a otras dimensiones.  

Por su parte, el video que lleva por título Fong es una pieza que la artista grabó en el barrio chino de San Francisco, California, región en la que se establecieron los hombres de su familia durante las campañas anti chinas. Los lugares que se observan en estas imágenes se acompañan del relato que la propia artista conoce a partir de las narraciones que las mujeres de su familia hacen de este suceso. Mientras que para el segundo video titulado 1929, parte de una fotografía del archivo familiar tomada en el mismo año en el que se intensifican las persecuciones anti chinas al norte del país. En varios de los documentos oficiales dirigidos a presidencia, se puede leer el racismo descomunal hacia las personas chinas. Sin duda uno de los capítulos más vergonzosos en la historia mexicana. Tampoco quedaron exentos los medios impresos que apoyaron las varias campañas de limpieza étnica al norte del país o las instituciones de salud pública esparciendo información falsa acerca de la población.

En Ghost Stories / Cuentos de fantasmas las obras son una narración anómala, un cuento extraño que revela un secreto. Sobre las campañas antichinas en estados como Sonora, Sinaloa o Baja California, cada vez más podemos encontrar publicaciones y textos que dan cuenta críticamente de estas atrocidades realizadas por la sociedad mexicana y los gobiernos de México. No obstante, lo que Chantal Peñalosa Fong nos presenta es una historia personal alejada de los datos demográficos y las estadísticas de migración. Este es un relato familiar que sobrevivió en los pliegues de una historia oficial escrita. Trascendió como un relato oral narrado entre mujeres que desafiaron la permanencia del texto. Las piezas que nos presenta la artista son una manera de hacer legible los secretos que ayudaron a una comunidad a sobrevivir.

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Crowded Places
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Gouache on digital print on Hahnemuhle William Turner paper of 310 g/m2

20.28 x 20.28 x 1.5 in

Gouache sobre impresión digital en papel Hahnemuhle William Turner de 310 g/m2

51.5 x 51.5 x 3.8 cm

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High Mountains
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Gouache on digital print on Hahnemuhle William Turner paper of 310 g/m2

20.28 x 20.28 x 1.5 in

Gouache sobre impresión digital en papel Hahnemuhle William Turner de 310 g/m2

51.5 x 51.5 x 3.8 cm

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Strange Trees
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Gouache on digital print on Hahnemuhle William Turner paper of 310 g/m2

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51.5 x 51.5 x 3.8 cm

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Places that seem to float
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Gouache on digital print on Hahnemuhle William Turner paper of 310 g/m2

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Gouache sobre impresión digital en papel Hahnemuhle William Turner de 310 g/m2

51.5 x 51.5 x 3.8 cm

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A Landscape with a River that Looks Like a Painting
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Gouache on digital print on Hahnemuhle William Turner paper of 310 g/m2

20.28 x 20.28 x 1.5 in

Gouache sobre impresión digital en papel Hahnemuhle William Turner de 310 g/m2

51.5 x 51.5 x 3.8 cm

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Cotton 1
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2023

Lost wax bronze sculpture

28 ¾ x 7 ⅞ in

Escultura en bronce a la cera perdida

73 x 20 cm

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Cotton 2
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2023

Lost-wax bronze casting

28 ¾ x 7 ⅞ in

Escultura en bronce a la cera perdida

73 x 20 cm

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Cotton 3
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2023

Lost-wax bronze casting

31 ½ x 13 ⅜ in

Escultura en bronce a la cera perdida

80 x 34 cm

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